Brian Tack

En el presente escrito, me sumare a la tarea de responder conceptualmente lo que implica una constitución ya que es de suma importancia conocer de antemano lo que significa por lo que tener una noción básica de esta es fundamental para comprender el marco político-social en el cuál vivimos.

La Constitución puede entenderse de diversos sentidos, no hay una definición rígida o estática per se, sino que existe una pluralidad de concepciones relativas a lo que puede ser una constitución. En un primer sentido, la constitución es un documento normativo donde en primera instancia se organiza la estructura el Estado y se establecen las limitaciones del poder político e instituciones y en segunda instancia se encuentra un catálogo, un catálogo de normas fundamentales que garantizan y tutelan una serie de derechos individuales, sociales y colectivos. En un segundo sentido, la constitución es un producto social derivado del consenso representativo de los factores reales de poder, es decir, según esta concepción la constitución por si misma no tiene valor, sino que esta es erigida por grupos sociales que a partir del momento de que son expresadas en papel, dejan de ser factores reales de poder, sino que se extienden al plano del Derecho, pasan a ser instituciones de carácter jurídico.

La Constitución se puede entender como la norma suprema fundamental del Estado, la norma de mayor jerarquía en el derecho interno de un país ya que de ella, se fundamentan las demás normas jurídicas, por lo que la Constitución establece el marco jurídico pero también los valores e ideales de la nación, lo que conlleva que toda norma de inferior jerarquía que contravenga lo estipulado en la Constitución debe ser invalidada, ya que todo el ordenamiento jurídico debe ser consonó, debe ser una melodía simétrica, un conjunto de notas que entren en la delimitación del compás.

Pero para una nación ostentar la Constitución no es suficiente, todos los sectores sociales de una comunidad deben asumir un compromiso con el propósito fundamental de cumplir con lo estipulado en la Constitución, porque si no de otra manera, esta sería básicamente letra muerta, es como si de un juego de mesa se tratase, los participantes deben comprometerse a cumplir las reglas del manual para que el juego se juegue de forma justa y equitativa. Los políticos y los operadores jurídicos deben poseer una cultura de respeto y compromiso hacia la Constitución, así como también todos los ciudadanos que se rigen por ella, de esta forma la Constitución no es solo un texto sino una realidad.

La Constitución posee una estructura, esta estructura se divide en tres partes, el preámbulo, la parte dogmática y la parte orgánica. En el preámbulo se encuentra los valores, principios y objetivos que conforman la Constitución, el preámbulo sirve de preludio para la Constitución. En la parte dogmática se encuentran los derechos fundamentales y, por último, en la parte orgánica, esta la regulación de los aparatos instituciones del poder público, que como había comentado previamente ejercen el poder político del Estado.

La Constitución es efectiva cuando en esta se encuentra la delimitación del poder político, el ejercicio del poder político debe ser controlado y limitado, por lo que todo ciudadano al conocer el contenido de la Constitución, sabe cuales son las restricciones y limitaciones de todo funcionario público, por lo que la Constitución se convierte en una herramienta eficaz para denunciar todo desbordamiento de la función pública, adicionalmente, en la Constitución se encuentran una serie de garantías fundamentales que nos protegen de toda forma de exabrupto jurídico por lo que es importante saber de la existencia de estos, ya que son el escudo y la espada de todo persona o ciudadano.

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