Eustorgio A. Domínguez D.

Seguramente todos aquellos que estemos relacionados de alguna forma con el mundo jurídico, hemos escuchado en una cantidad innumerable de ocasiones la palabra “justicia”, ya sea refiriéndonos a un tribunal, a lo que esperamos en un determinado caso, lo que exigimos en ciertas situaciones de la vida, o incluso, como un tema de la vida cotidiana y de cómo debemos actuar ante ciertas situaciones de la vida, en fin, existe una multiplicidad de ocasiones, momentos y vivencias en las que nos referimos a la “justicia”, pero la gran realidad es que pocas veces encontramos un criterio unificado sobre lo que es la justicia, por supuesto, existen las definiciones doctrinales y académicas, pero en este caso, no me refiero a ellas, me refiero a la concepción natural y propia de cada uno de nosotros, no lo que nos indican los libros o lo que nos indica la práctica profesional, pues en ese sentido se hacen definiciones con mucha estructura y demasiado formalistas, pero por nuestra propia cuenta ¿cómo entendemos o vemos la justicia?

Recuerdo que esta pregunta me la hicieron en Filosofía del Derecho y no tengo dudas de que la respuesta que di o que formé, no fue nada más y nada menos que formalismo puro, pero ¿ha cambiado en algo mi concepción de la justicia? por un lado, diría que sí y por el otro diría que no, porque he llegado a una conclusión que no sé si es correcta, pero es la que mantengo. Actualmente considero y entiendo el significado de la justicia como algo que se construye poco a poco, lo veo como algo que no puede ni debe estar aislado, muchos dicen que la definición de la justicia es subjetiva, ante esa idea debo decir que no puedo estar más de acuerdo, porque sin esa subjetividad dejaríamos de ser humanos, pondríamos un alto a nuestra realización como personas.

Encasillar el significado de la justicia en un solo punto me parece absurdo, me parece inconcebible, pero ante todo me parece imposible.

Esa subjetividad de la justicia se confirma cuando vemos la decisión que toma un tribunal como lo es el Pleno de la Corte, cada Magistrado puede presentar su postura frente al resto, eso explica que en determinados casos un Magistrado o varios Magistrados, no estén de acuerdo con la decisión adoptada por la mayoría, dando origen a un salvamento de voto o a un voto disidente, lo que nos indica que en el proceso “administrar justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley”, se llegó a una conclusión distinta, se considero que la forma en la que se debía “administrar justicia” era otra y no por ello el Magistrado está mal, no por ello el Magistrado no tiene idea de lo que está diciendo, pues como bien leí una vez en un texto que no recuerdo cuál era, “tres es más que uno, pero menos que cuatro”, es decir, no porque una decisión sea por mayoría, la decisión minoritaria deja de tener valor o deja de estar en lo cierto, por tal motivo, al final de cada Fallo si existe un salvamento de voto, un voto disidente o un voto razonado, es agregado, confirmando de ese manera que se puede permitir otra postura, confirmando que la concepción de justicia está rodeada de la subjetividad de cada uno de nosotros.

Ante esos motivos y otros que ni siquiera son explicables, pues todavía no los llego a entender del todo, considero que la idea que tenemos de la justicia es algo que se construye con el tiempo y que aislarla y manifestarla de una forma demasiado rígida, la limita y nos limita a nosotros.

Por último, quiero invitar a quien lea este texto a plantearse preguntas, a dudar, a cuestionarse, a no dar todo por sentado, e incluso a que cuestione lo que digo o lo que planteo, pues estoy convencido de que arribará más tarde que temprano a una concepción propia de lo que considera es la justicia.

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